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Sus libros dan la sensación de totalidad, de que lo más importante de la vida está ahí. Su trascendencia en parte radica en que no limita su narrativa a los seres humanos. Los personajes, sobre todo los conquistadores en Maladrón, son más pequeños que el espacio que pretenden dominar, no sólo por su estatura física, sino por la torpeza y desmesura de sus ambiciones, por su desconocimiento del entorno y por la orfandad intrínseca que padecen, faltos de visión y movidos por una confusa codicia.

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Carlos López