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La justicia mexicana es entonces una justicia atravesada por los intereses del crimen organizado y los de la clase empresarial. Es una justicia que se ceba sobre todo en los pobres, porque pobres son la inmensa mayoría de los reclusos en las distintas cárceles del país. Habiendo 4 abogados defensores por cada 100,000 mil habitantes, pocos pobres puede pagar entre 30 y 70,000 pesos por un abogado que los defienda.

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Carlos Figueroa Ibarra